¿Quién debe ser el centro del aprendizaje: el profesor, el currículo o el estudiante?
Aprender.
Para eso vamos al colegio, a la universidad, tomamos cursos en línea o leemos libros.
Desde los primeros hombres en las cavernas hasta los hombres de ciencia del siglo 21, siempre hemos querido aprender.
El aprendizaje es el mecanismo mediante el cual una persona adquiere conocimiento a través de algún sistema. Este conocimiento puede ser académico o práctico.
La educación es un sistema organizado de aprendizaje.
Pero no todas las formas de aprendizaje son iguales. Dependiendo de dónde esté el enfoque del aprendizaje, vamos a obtener diferentes resultados.
A continuación, te voy a mostrar los beneficios y las contradicciones de los tres enfoques del aprendizaje moderno.
1. Aprendizaje enfocado en el currículo
Cuando la educación masiva llegó a las aulas hace unos 200 años, el enfoque era el currículo.
Los gobiernos necesitaban gente capacitada para llenar las industrias nacientes. El objetivo era producir gente que supiera lo mismo y que pudiera realizar las mismas labores de forma similar en los mismos tiempos.
Y se logró.
Millones de estudiantes salieron directamente a trabajar de manera exitosa. Pero lo que era necesario en ese entonces, no lo es ahora. Las habilidades del siglo 21 son muy diferentes a las del siglo 19.
El problema es que muchos colegios hoy siguen aplicando la misma técnica de hace 200 años.
Durante toda su etapa escolar lo único que ven son matemáticas, sociales, naturales, lenguaje y ahora inglés. Toda la infancia y la juventud, las mismas materias simplemente con un cambio en el grado de dificultad.
Y podríamos decir que no está mal, pues tú y yo salimos bien, ¿cierto?
Pero en el tiempo que estudiamos, el conocimiento no estaba disponible 7x24 en internet, no conocíamos qué estaba sucediendo en otras partes del mundo al segundo después de que sucedieran y no teníamos las herramientas que tenemos ahora como la inteligencia artificial para escribir o dibujar.
No es sorprendente entonces que los estudiantes se desconecten mentalmente. ¿Qué van a aprender de un currículo que sigue siendo el mismo por más de 30 años, cuando desde el celular pueden ver que hay miles de conocimientos disponibles?
Puedes aprender cualquier cosa con YouTube. Puedes tomar un curso online y trabajar en ello. Puedes crear dibujos originales con el bot de Midjourney y crear un emprendimiento de camisetas.
¿Cómo esperan los profes de hoy enseñar algo con un currículo de ayer? Es imposible.
El currículo debe cambiar para que los estudiantes se vuelvan a conectar a las clases. Ese currículo debe ser relevante para los estudiantes y para la vida que les espera.
Ya no podemos quedarnos en las asignaturas básicas si queremos desarrollar dones y talentos. Debemos incorporar materias que los haga pensar críticamente, que los ayude a generar emprendimientos y les enseñe a manejar la tecnología.
No podemos quedarnos con preguntas con única respuesta, que está al final del libro, pero que no podemos mirararla, porque debemos llegar allá por nosotros mismos.
Tampoco podemos copiar de otros, porque eso es trampa. Pero fuera del colegio, eso se llama colaboración y en los trabajos nos motivan a hacerlo.
Un currículo nacional debería integrar un grupo de especialistas en la educación, un grupo de psicólogos y sociólogos. Con el fin de que las asignaturas, temas y conceptos estén alineados con el tiempo en el que los estudiantes viven y la generación a la cual se les va a enseñar.
Debe ser relevante y consistente con los retos de los niños y niñas. Debe tener un objetivo específico y debe modificarse en el tiempo para que siga teniendo valor para los estudiantes.
Sin embargo, los currículos son diseñados por políticos, para cumplir con un requisito. Se cambian cada 25 años (en Colombia se actualizó en el 2022, el de 1997) y los profesores están obligados a cumplir con ciertos DBAs (Derechos Básicos de Aprendizaje) antes de que termine el año.
Nos cuenta César Ramírez Franco, profesor de la Institución Educativa Sebastián de Belalcázar en Medellín, Colombia:
El currículo es una herramienta que se escribe como recetario. Se cumple al pie de la letra dadas las indicaciones legales. Es una herramienta que encasilla las acciones del docente y el desarrollo del pensamiento crítico de los estudiantes.
Los Estándares Básicos de Competencias son referentes que buscan convertir la educación por logros y temas en competencias que se adquieren dentro de ciclos escolares.
Pero estos deben ir más allá, pensando en el contexto escolar y de los estudiantes, deben ser instrucciones formativas y flexibles.
Por lo anterior, si los docentes tuviesen formación en competencias, educarían en competencias porque recordemos que muchas veces los docentes son el reflejo de la educación que recibieron.
Es un aprendizaje centrado en el currículo.
2. Aprendizaje centrado en el maestro
Los niños en el mundo son únicos, irrepetibles, con gustos e historias diferentes, con maneras de pensar y aprender distintas. Los niños son holísticos.
A los niños les encanta vivir experiencias, aprender, amar, servir. Son curiosos, tienen preguntas. Son creativos, con una imaginación gigante.
Sin embargo, cuando los niños entran al colegio, a muchos se les acaban sus gustos y sus historias.
En la mayoría de los colegios no hay espacio para las diferentes formas de pensar ni de aprender. No existe el ser integral, sólo el académico.
Tampoco existe la curiosidad porque los temas ya están dados y son los mismos en todos los colegios y para todo el mundo.
Ya no hay espacio para la imaginación porque las respuestas están dadas desde hace más de 40 años. Todo está en el cuaderno del profe.
En la gran mayoría de los colegios, el maestro es el centro del aprendizaje. Esto quiere decir que:
El maestro es el que dice qué se aprende, cómo, cuándo y dónde.
El estudiante es pasivo recibiendo conocimientos por parte del maestro.
El maestro habla y los estudiantes escuchan.
No se toma en cuenta los saberes de los estudiantes, sus intereses o sus pasiones.
No existe motivación para aprender porque lo mismo que estudiaron los padres hace 30 años, lo están aprendiendo los estudiantes hoy.
No hay colaboración en el conocimiento porque el material y el currículo no ha cambiado por décadas.
En la evaluación, se esperan las mismas respuestas dadas por el maestro previamente.
El aprendizaje debe ser formal, dado por el maestro y no por nadie más.
No hay interdisciplinariedad y transversalidad, los conocimientos son dados compartimentados.
No hay diversidad como fuente de riqueza en el aprendizaje.
Sin embargo, la educación centrada en el maestro tiene sus ventajas:
Hay orden en clase porque solamente uno es el que habla.
El maestro tiene el control del conocimiento y de todas las actividades.
El estudiante decide si aprende o no de la manera que el maestro enseña, por lo tanto, crea independencia.
Todos estudian todos los temas.
No obstante, una educación así puede tornarse aburrida porque hace que los estudiantes vaguen en sus pensamientos.
Igualmente, con tantas cosas nuevas por aprender, este tipo de enfoque puede generar estudiantes que se conforman y que no van más allá de lo que les dan en el colegio.
Yo conocí a un profe de lenguaje que decidió jubilarse durante la pandemia.
"A mi los computadores no me gustan, no sé cómo se manejan,” me dijo. “Eso de la internet, no entiendo. Yo en mi cuaderno tengo lo que enseño. Lo he hecho igual por 30 años. Ya creo que llegó la hora de darle el espacio a otros".
Qué triste pensé, cómo es posible que por 30 años esté enseñando lo mismo, ¡si en 3 décadas se han escritos miles de libros!
Y ahora con ChatGPT y la inteligencia artificial es lo máximo. Más herramientas para que los estudiantes aprendan a manejar.
Es un aprendizaje centrado en el maestro.
3. Aprendizaje centrado en el estudiante
En la educación alternativa, el estudiante es el centro del aprendizaje.
En la educación alternativa, los niños marcan el desarrollo del currículo. Sus preguntas e inquietudes llevan al maestro a ir más allá.
Reconoce que el proceso madurativo de cada niño es diferente y que no todos aprenden a leer o escribir al mismo tiempo, por ejemplo.
La idea de que el estudiante sea el centro del aprendizaje no es nueva.
Teóricos, pedagogos y filósofos de la educación desde mediados del siglo XX tienen esta propuesta. John Dewey, Jean Piaget, Lev Vigotzky, entre otros, se enfocaron en cómo aprenden los estudiantes.
John Dewey, quizás el más representativo de la mitad del siglo XX, planteaba que el niño debía ser el centro del aprendizaje.
La educación debe servir para preparar al para la vida adulta, para desenvolverse en la sociedad como ser político activo y para formarse en cultura, valores y en el adiestramiento de alguna facultad (El Arte como Experiencia, 1934).
Teniendo en cuenta sólo esta postulación pedagógica, sería mejor educar al niño para el pensamiento crítico.
Educarlos para que tengan:
Habilidades de comunicación claras.
Para que sepan trabajar en equipos.
Para que tengan capacidad de resolver problemas de manera creativa.
Para que tengan perseverancia y resiliencia.
Para que aprendan a conocerse a sí mismos.
¿Qué dicen otros pedagogos y estudiosos?
Otro pedagogo del siglo XX, Jean Piaget planteaba su teoría constructivista del desarrollo de la inteligencia.
La lógica es la base del pensamiento y en consecuencia, la inteligencia es un término genérico para designar el conjunto de operaciones lógicas para las que está capacitado el ser humano yendo desde la percepción, las operaciones de clasificación, substitución, abstracción, etc., hasta —por lo menos— el cálculo proporcional (La Psicología de la Inteligencia, 1947).
Alvin Toffler, escritor americano, futurista y empresario conocido por sus trabajos que discuten las tecnologías modernas, incluida la revolución digital y la revolución de la comunicación, decía:
La vida está en un constante cambio en un mundo interconectado, con nuevas tecnologías, comunidades globales en búsqueda de conocimientos emocionales y espirituales como nunca antes, pero la educación sigue siendo la misma del siglo pasado (Shock del Futuro, 1970).
Sir Ken Robinson, autor británico, orador y asesor internacional sobre educación en diferentes organismos gubernamentales, sin fines de lucro, artísticos y educativos decía:
El papel de la educación es ayudar a los chicos a comprender el mundo que los rodea, ayudarles a encontrar y comprender sus dones y talentos, para que ellos se puedan convertir en individuos satisfechos y ciudadanos activos y compasivos (El Elemento, 2009).
¿Por qué hacer del estudiante el centro del aprendizaje?
Porque necesitamos chicos y chicas preparados para el aprendizaje que va a durar toda la vida.
Niños y niñas que aprendan a aprender, no sólo conocimientos académicos, porque ya están todos en internet, sino que sepan interpretarlos y aplicarlos a la vida práctica.
Jóvenes que tengan lo que hoy está necesitando el mundo, las habilidades del siglo 21.
Este siglo está exigiendo un nuevo set de habilidades, competencias y alfabetización.
Habilidades fundamentales como:
La lectura crítica
La inteligencia financiera
La interpretación de datos.
Competencias como:
El pensamiento lógico
La solución de problemas
La comunicación asertiva
El trabajo en equipo
La inteligencia emocional.
Sin olvidarnos del carácter y del ser, para que los jóvenes sepan cómo desarrollarse y triunfar en este mundo cambiante.
Liderazgo
Curiosidad
Iniciativa
Persistencia
Adaptabilidad
Conciencia cultural.
Entonces, ¿cuál debe ser el rol del maestro?
Los maestros deben tener al estudiante como el centro del aprendizaje.
Deben utilizar las diferencias que se presentan en un salón como potencial que va a enriquecer el conocimiento de todos. Deben estimular la iniciativa de los chicos y guiarlos a un aprendizaje más profundo de las cosas que a ellos les gusta.
Un profe debe ser flexible en el diseño de su clase.
Permitir que los intereses de los niños permeen el curso de la misma. Animar a los estudiantes a traer al salón diferentes estrategias, aún cuando esto signifique alterar el contenido de las clases.
Un maestro debe estimular al estudiante al diálogo y al trabajo colaborativo.
Así funciona el mundo real. En la vida, no somos agentes pasivos y vacíos que están esperando ser llenados. Somos personas integrales que traemos conocimientos y experiencias previas que nos permite ver el mundo de una manera determinada.
Un maestro debe ser el guía del proceso pedagógico del estudiante.
Y ese maestro puedes ser tú, la tele, un documental, un buen libro o una persona que estudió para ayudar a otros a encontrar su propósito en este mundo.
El estudiante debe ser el centro del aprendizaje.
En conclusión:
El aprendizaje centrado en un currículo anticuado no es relevante para los estudiantes de hoy.
El aprendizaje centrado en el maestro es limitado y no ayuda a los estudiantes a desarrollar sus dones y talentos.
El aprendizaje centrado en el estudiante es la alternativa para educar ciudadanos felices con pensamiento crítico e inteligencia emocional.
Por eso, Rhema E-School es un colegio online en el que el estudiante es el centro del aprendizaje. Tenemos en cuenta sus áreas de interés, dones y talentos.
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Nosotros hemos visto a Samuel mucho más tranquilo, lo veo mucho más participativo, lo veo súper contento. La mayoría de las cosas las hace solito.
Algo que me gusta mucho, es el reporte de ustedes. Es la primera vez que recibimos las cosas positivas del niño. Ustedes resaltan lo que es bueno porque siento que a veces el colegio tradicional se enfoca en buscar resultados, en notas y cosas así.
Cuando leí el reporte quedé impactado. No dijeron nada raro, quejas, notas, que no se está quieto. Me sentí muy extrañado, pero muy chévere y tranquilo. Hemos visto el cambio en Samuel y estamos muy contentos con el resultado que hemos visto.
Andrés Sandoval.